Para amplificar el tamaño de estos puntos negros a manchas perceptibles, se recurre a un baño químico conocido como revelador que actúa transformando en plata metálica negra todos los cristales de haluro que poseen algún átomo de plata, estos pequeños puntos iniciales se denominan NÚCLEOS DE REVELADO.
Tenemos por tanto dos procesos: uno fotoquímico que transforma los haluros de plata en plata metálica al recibir un fotón y otro químico mediante el que las sales de plata con núcleos de revelado, pierden su átomo de bromo, cloro o yodo y se reducen a plata metálica.
Si revelamos un trozo de película virgen no ocurre ninguna reducción y la película no se ennegrece. Por el contrario, una película velada transforma todos su cristales en plata metálica y aparece totalmente negra.
Si revelamos un trozo de película virgen no ocurre ninguna reducción y la película no se ennegrece. Por el contrario, una película velada transforma todos su cristales en plata metálica y aparece totalmente negra.
Todos los reveladores tiene un pH más o menos básico, algunos son muy alcalinos. El revelador se va gastando a medida que recibe deshechos (iones de Br, Cl, y residuos químicos de las capas de la película.
Por otra parte, en la emulsión existen todavía cristales de haluro de plata que no han sido transformados en plata metálica y que si no los eliminamos ahora, cuando obtengamos el negativo se oscurecerán con la luz y estropearán los resultados.
Estos cristales sin reducir, pueden disolverse en un medio ácido como el que llevan los fijadores, pero debido a la alcalinidad del revelador, al pasar el negativo de un medio a otro se produce un descenso de pH en el fijador que lo estropearía en un par de sesiones.
Por tanto, se establece una etapa intermedia entre el revelador y el fijador consistente en un baño ácido que actúa como amortiguador del pH, es el llamado BAÑO DE PARO.
Al finalizar el proceso, la película sigue siendo ácida y se encuentra empapada productos y residuos químicos que conviene eliminar para conseguir una imagen estable en el tiempo, es la ETAPA DE LAVADO.
Comprendido el funcionamiento teórico del revelado, pasamos a ver cada paso por separado ampliando su esquema práctico.
LA CARGA DE LA PELÍCULA
Antes de comenzar el revelado de una película, hay que comprobar si tenemos todos los útiles necesarios para el proceso y que son:
- Abridor de chasis (puede valer un abrebotellas).
- Tijeras (a ser posible de punta redonda).
- Tanque completo con espirales, eje y tapa.
- Termómetro.
- Botellas de revelador, paro y fijador.
- Pinzas para colgar los negativos (puede valer las de la ropa).
- Reloj con segundero.
Una vez rebobinado el carrete y extraído el chasis de la cámara, debemos introducir la película en un recipiente estanco a la luz donde se realizará todo el proceso.
EL REVELADO
Aunque no resulta imprescindible, antes del revelado se suele realizar una fase de REMOJO INICIAL que consiste en llenar un par de minutos el tanque con agua a la misma temperatura a que se utilizará el revelador.
La etapa de remojo inicial aporta las siguientes ventajas:
1. Evita o atenúa la formación de burbujas al introducir el revelador, con lo que se evitan los lunares que producen estas en el negativo.
2. Empapa e hincha la gelatina, lo que favorece la absorción del revelador y consigue que el revelado sea más uniforme.
3. Elimina la capa antihalo. Con ello evitamos que sus colorantes pasen al revelador y así alargamos su vida útil.
4. Acomoda el tanque y la película a la temperatura de revelado y evita que éstos modifiquen la temperatura del revelador.
El remojo resulta muy aconsejable especialmente cuando la temperatura de ambiente está por encima de los 25º o por debajo de los 19º, o cuando el tiempo de revelado es inferior a 5 minutos.
El tiempo de revelado varía con el tipo de película, la marca y dilución del revelador y la temperatura a que se efectúe el proceso.
Por lo general en todos los envases de revelador figuran los tiempos y temperaturas de revelado de las principales películas. Estos datos son un punto de partida que luego, con la experiencia, acabaremos modificando ligeramente a nuestro gusto.
Una vez remojado el film, se tira el agua y se introduce el revelador a la temperatura recomendada por el fabricante (por lo general 20 o 24º) y se acciona el cronómetro.
Nada más llenar el tanque, damos un par de golpes contra la superficie de trabajo para eliminar las burbujas de aire que hayan podido adherirse a la película y comenzamos la agitación que ha de ser homogénea y suave.
El tanque, durante todas las etapas del revelado, debe agitarse para renovar la capa de reactivos en contacto con la superficie de la película, esta agitación puede realizarse de dos formas en función del diseño y modelo de tanque:
- En la agitación por inversión: se cierra el tanque con una tapa hermética y se invierte cada cierto tiempo.
- En la agitación por rotación: se hacen girar las espirales por medio de un eje.
En ambos casos se realiza una agitación inicial constante durante los 30 primeros segundos de revelado y luego se agita cinco segundos cada 30 segundos, hasta finalizar el proceso.
En fotografía, si queremos adquirir experiencia, resulta fundamental que los resultados puedan ser reproducibles, para ello hay que mantener constante el mayor número de parámetros y luego, una vez dominado el proceso, podremos modificar si queremos cada uno por separado.
Los factores que intensifican el revelado son: temperaturas altas, revelador concentrado y agitación intensa.
La intensidad del revelado aumenta el contraste de la imagen y el efecto de grano.